En los más de 170 años transcurridos después de iniciados los trabajos de campo de la Comisión Corográfica, el primero de enero de 1850, la Tierra ha sufrido cambios sustanciales en los componentes fundamentales de su geografía física producto del cambio climático, el declive de diversidad de ecosistemas y especies de flora y fauna tanto en los continentes como en los océanos y la introducción de compuestos químicos de invención humana en la atmósfera, los suelos y las aguas dulces y marinas, como los plásticos y los fertilizantes sintéticos nitrogenados. Son cambios que han conducido a la profunda crisis ambiental por la que atraviesa el planeta, la cual está poniendo en riesgo la trama misma de la vida en todas sus formas. Se manifiestan en la geografía física de cada uno de los países del mundo —con sus características propias en cada caso— y han sido producidos por la suma acciones adelantadas por estos con responsabilidades diferenciadas (es claro que las mayores recaen en las sociedades más ricas). Simultáneamente, y relacionadas con las transformaciones de la geografía física, se han producido transformaciones sustanciales en la geografía humana, como se manifiesta en el crecimiento exponencial de la población y el sustancial aumento de la esperanza de vida en los últimos doscientos años.