Escudo de la República de Colombia Escudo de la República de Colombia

Presentación

Como lo anota la rectora Dolly Montoya en el editorial del presente número de esta revista: “Desde nuestros orígenes en el siglo XIX, como institución de educación superior, la Universidad Nacional ha impactado profundamente en el desarrollo científico, técnico, económico, cultural y social del país”. Los orígenes de la Universidad Nacional de Colombia están íntimamente ligados con el proyecto de la Comisión Corográfica. Las dos surgieron a mediados del siglo XIX como producto ideológico del grupo liberal radical, centrado en conocer y desarrollar al país en lo intelectual y en lo material. No es casual el hecho de que, Manuel Ancizar, primer rector de la Universidad, fuera un importante impulsor y participante de la Comisión y que en su libro, Peregrinaciones de Alpha, se hiciera el relato de las experiencias y de los trabajos realizados en las primeras fases de la Comisión. Transcurridos más de siglo y medio desde entonces, hemos querido dedicar este número a la idea que ronda sobre lo que implicaría una nueva Comisión Corográfica que consignara los profundos cambios acaecidos en lo social, lo demográfico, lo económico, el medio ambiente y lo geográfico, para buscar respuesta a las nuevas realidades.

Tan pronto se consolidó la independencia de España, en 1830 se produjo la desintegración de la Gran Colombia en tres Estados – Nueva Granada, Venezuela y Ecuador-, le correspondió a los nuevos gobernantes enfrentar inmensos retos, con miras a conocer y delimitar el territorio y a crear nuevas instituciones. Cuatro años después, el gobierno de la Gran Bretaña solicitó a su representante diplomático en Bogotá que le suministrara un mapa de la nueva república, ante lo cual, el funcionario no tuvo más respuesta que la siguiente: “Como no existe un mapa general ni, a decir verdad, mapa alguno de esta República publicado bajo la autoridad del gobierno, he seguido las instrucciones de su señoría, absteniéndome de hacer propuesta alguna sobre esta materia al gobierno granadino”(Sánchez, 2023, 264). En realidad, existía un  mapa de Colombia elaborado por el historiador José Manuel Restrepo, terminado en 1825 y publicado en París en 1827,  pero este se refería a la República de Colombia antes de su desintegración en las tres repúblicas aludidas. En 1847, Joaquín Acosta publicó el mapa de la República de la Nueva Granada, primera carta posterior a la disolución, dedicado al Barón de Humboldt. Como uno de los productos de la Comisión Corográfica, en 1865, Manuel María Paz publicó el mapa de los Estados Unidos de Colombia, basado en los trabajos de Agustín Codazzi. Este se convirtió en la primera carta oficial hasta 1890, cuando se  publicó en París el mapa de la República de Colombia, adaptado a la distribución territorial de la Constitución de 1886.

El primero de enero de 1850 se iniciaron los trabajos de la Comisión Corográfica, dirigida hasta 1859, por Agustín Codazzi. La Comisión se convirtió en la investigación científica más importante realizada en nuestro territorio durante el siglo XIX y, con sus observaciones y datos, aportó un tesoro invaluable que “nos muestra el proceso como se creó nuestro Estado-nación a partir de un concepto convertido en realidad por medio de la cartografía y la delimitación de pertenencias espaciales”, como lo anota el geógrafo Camilo Domínguez Ossa, en su artículo Concluir la Comisión Corográfica, una deuda por pagar.

Desde entonces ha corrido mucha agua debajo de los puentes y el paisaje geográfico, así como el clima, la sociedad, la economía y la población se han modificado notoriamente. De allí, la idea de conformar una nueva expedición para conocer esos cambios y buscar las respuestas adecuadas. La pertinencia de ¿Una nueva Comisión Corográfica?, es planteada por  la jurista Sandra Morelli, en el artículo que lleva ese título. Basa su pregunta en los cambios y modificaciones de diferente tipo que se han producido en más de siglo y medio pues, como afirma, “la geografía, la topografía, la fisionomía y la vocación del territorio están en permanente cambio y evolución. Ni las montañas de entonces son las de ahora ni sus habitantes son los mismos. Y ello posiblemente se viene registrando de manera técnica, con tecnologías de vanguardia, pero sin relacionar holísticamente todos los aspectos, todas las dimensiones del espacio, como lo hizo la Comisión Corográfica a partir de las ciencias y el conocimiento de su época. Ni la inmutabilidad del territorio es cierta ni existe hoy un conocimiento del territorio colombiano”. La autora desarrolla la idea de cómo, en siglo y medio, a pesar de las diferentes constituciones que han regido en el país (1832, 1843, 1853, 1858, 1863, 1886 y 1991), persiste en todas ellas y en el conjunto del ordenamiento legal la visión centralista, propia del modelo napoleónico de organización territorial.

El profesor Manuel Rodríguez Becerra, insiste también en las transformaciones sucedidas. Como lo anota, cuando la Comisión Corográfica desarrollaba sus labores, el planeta se encontraba en la etapa geológica del Holoceno, caracterizada por la estabilidad climática, mientras que ahora habitamos la época del Antropoceno, con el consecuente cambio climático y sus consecuencias negativas. En el entretanto, y debido fundamentalmente a la acción humana se ha producido el declive de la biodiversidad. La deforestación ha transformado el territorio colombiano y en el lapso de 170 años se deforestaron cerca de 18.500.000 hectáreas en el territorio colombiano. El caso de la Amazonia que constituye cerca del 40 por ciento del territorio es especialmente importante y preocupante pues los efectos de la deforestación inciden no solo en el ámbito nacional y regional sino en el conjunto del planeta. Acorde con las ideas de la época, Codazzi soñaba para el futuro de esta región un espacio cubierto por canales y vías de comunicación, asiento de pueblos y ciudades. Cuál diferente es el enfoque hoy en día.

Para el profesor Manuel Rodríguez, el clima se está transformando y el fenómeno se debe a la progresiva acumulación de gases de efecto invernadero. Para impedir la catástrofe “debe subrayarse que la responsabilidad de lograrlo recae fundamentalmente en diez países (China, Estados Unidos, India, Rusia, Japón, Corea del Sur, Indonesia, Arabia Saudita y Canadá, más la Unión Europea, responsables del 74% de las emisiones”. Colombia solo emite el 0,48% pero, en la lucha global debe contribuir a la disminución de las emisiones, y “debe comprender que su estrategia es muy diferente a la de los países desarrollados […] para contribuir a la descarbonización de la economía mundial Colombia deberá otorgar la mayor prioridad a la transformación del suelo”.

En su artículo Pasado en el presente, el profesor Julio Carrizosa Umaña, insiste en las particularidades del país en lo físico y en lo social, y con base en ello presenta su visión sobre la sociedad colombiana y de los cambios que se han producido desde la Comisión Corográfica. Colombia está situada en el trópico, se asienta en lo que él denomina un territorio flotante, en la esquina noroccidental de la placa de  Suramérica, que fue parte de un continente llamado Rodinia, y como resultado de las derivas continentales se fracturó en seis grandes masas,  “que se hunden o cabalgan unas sobre otras generando cordilleras, fosas y llanuras”, con un clima tropical diferente del que gozan otros países localizados en esta zona, con tres grandes cordilleras, millones de hectáreas cubiertas de bosques y selvas,  pocos suelos buenos y mucha agua, pero con cuatrocientos municipios y 12 millones de habitantes con desabastecimiento hídrico. Esas especificidades, según él, “no son tenidas en cuenta en el pensamiento dominante, el cual insiste en que sus teorías, desarrolladas para Europa, funcionan bien en cualquier parte del  mundo”.  Julio Carrizosa, como profesor, funcionario y partícipe en importantes entidades públicas y privadas, durante el transcurso de su vida ha acumulado una gran experiencia y un profundo conocimiento científico sobre los asuntos del país, que lo llevan a ser critico de modelos europeos y norteamericanos cuya aplicación mecánica “ha suscitado fracasos socioeconómicos y políticos con consecuencias desastrosas”, tal como lo plasma en su artículo.

El texto del profesor Santiago Vargas Domínguez, Con los pies en la tierra y la mirada en las estrellas, plantea que la “observación del cielo ha tenido una profunda influencia en el conocimiento del suelo que pisamos, de la Tierra misma”. A partir de allí, hace un recorrido histórico desde los primeros trabajos de Eratóstenes y Ptolomeo para medir la circunferencia de la Tierra, pasando por las discusiones derivadas de las observaciones de Newton, quien sostenía la tesis de que la tierra no era una esfera perfecta, sino que presentaba un ligero achatamiento en los polos, o las de René Descartes y otros pensadores quienes consideraban que esta tenía forma de limón alargada en los polos y contraída en el Ecuador. Asunto que se resolvió con las mediciones de las dos expediciones organizadas por la Academia Francesa en el siglo XVIII, una a Laponia y otra al Ecuador dirigida por Charles Marie de La Condamine, acompañado por los hermanos Jorge Juan y Antonio Ulloa. Conocer la forma y el tamaño de la tierra era vital para la navegación y el comercio pues “la precisión en la cartografía y las distancias permitía trazar rutas marítimas más seguras y eficientes”. El anhelo de exploración y de conocimiento del territorio, sus riquezas, su flora y su fauna, se plasmó en la Expedición Botánica dirigida por José Celestino Mutis desde 1783. En ese contexto se construyó en Bogotá el primer Observatorio Astronómico del continente americano, dirigido por Francisco José de Caldas, destinado a las mediciones meteorológicas y a observaciones astronómicas para apoyar los objetivos de  la Expedición. El segundo hito en el conocimiento del país fue la Comisión Corográfica a mediados del siglo XIX.

En la antigüedad las estrellas orientaban a los navegantes. Desde finales del siglo XIX, la astronomía tuvo notorios avances. Se produjeron innovaciones como la fotografía astronómica y la espectrografía. Nació la astrofísica. La cohetería y la conceptualización del viaje espacial y los satélites, han permitido superar la frontera del propio planeta y han proporcionado herramientas desconocidas para su conocimiento. La monitorización de bosques, campos agrícolas y cuerpos de aguas desde el espacio contribuye a mantener el equilibrio del ecosistema. La tecnología espacial es esencial para afrontar el cambio climático.

Una nueva Comisión Corográfica, contaría con medios y herramientas más sofisticados y efectivos para el transporte, las mediciones, las clasificaciones, los censos de población, etc. En forma anecdótica y a manera de ejemplo para mostrar las dificultades encontradas por los miembros de la Comisión, es del caso recordar lo que relata Manuel Ancizar en sus Peregrinaciones de Alpha. Ya, al iniciar el trabajo de campo, en la primera noche y estando todavía en las goteras de Bogotá, cerca del Puente del Común, los comisionados no encontraron alojamiento adecuado y tuvieron que dormir sobre el suelo en una fonda. Luego recorrieron el país por zonas y caminos inhóspitos.  Manuel Pombo, con quien se encontraron en la población de Salamina, relata en su libro sobre el viaje que realizaba de Medellín a Bogotá, lo siguiente:

Encontré aquí a los miembros de la Comisión Corográfica, señores coronel Agustín Codazzi, José Triana y Enrique Price, tostados, despellejados, magullados por su campaña en el Herveo, como decía el primero. Se habían detenido para remediar sus personas, hacer lavar su ropa y sus toldos llenos de lodo, reparar sus instrumentos averiados y reponer sus apuntes y diseños empapados. - ¡Qué caminos!  ¡Qué caminos! -me repetía el señor Price-. No sabe usted lo que le espera. Es difícil que en el mundo se pueda imaginar una cosa peor. ¡Qué despeñaderos!

Qué fangales, qué bosques!…¡Y vientos que son huracanes! ¡Y lluvias que son diluvios!…-Bah, Bah – le replicaba con buen humor el coronel… Guárdese usted para cuando  tengamos que habérnoslas con las fiebres del Chucurí o del Patía, con los caimanes del Lebrija o del Cesar, con las selvas del Opón o Samaná, habitadas por jaguares y serpientes, con la hoya del Atrato, con las sábanas y los cenegales de Casanare. (Pombo, 2022, 128)

Y en cuanto a los medios e instrumentos para las mediciones, y a la creatividad de que hicieron gala los miembros de la Comisión, en su artículo, el profesor Camilo Domínguez, anota: “El estudio sobre el manejo de escalas y medidas en la Comisión Corográfica es de mucho interés. Por ejemplo, la creación de una legua granadina equivalente a 6250 varas granadinas o 5000 metros; es decir, la distancia que recorre un caballo cargado, al paso y sobre terreno plano en una hora. En la práctica, Codazzi no tenía el personal y el tiempo suficiente para medir los caminos con cintas o cabuyas y por eso recurrió a ese invento tan útil, aunque solo aproximado”. Hoy en día, los comisionados viajarían en helicóptero y los satélites harían su trabajo de observación, nuevas máquinas e instrumentos facilitarían su actividad y la harían más rendidora y precisa, contarían con cientos de informes, documentos, cifras y experiencias que les servirían de apoyo y le brindarían nuevos conocimientos sobre el país. Eso sí, para llevar a cabo un nuevo proyecto tendría que encontrarse un núcleo humano que ame el conocimiento y la ciencia, esté dispuesto a rendir en beneficio del país, y, sobre todo, contar con un propulsor como el Estado o la Universidad, que catalice e impulse la voluntad de la nación para reconocerse, consignar sus riquezas y valores, y actuar.

En la sección de controversia se incluyen dos textos. La utilidad de la historia: preludio a ensayos de crítica histórica, del profesor Gonzalo Cataño y Gerardo Molina: una semblanza, de Alvaro Tirado Mejía. En el primero, el autor hace un interesante recorrido sobre las opiniones o posiciones que relevantes pensadores han sostenido sobre la importancia de la historia, su aplicación o su uso para interpretar o guiar situaciones del presente, o de quienes han expresado sus reservas sobre la cientificidad de la historia, de su importancia y de su aplicabilidad. Desfilan por el texto las opiniones de Descartes, Ranke, Marc Bloch, Hegel, Montesquieu, Schopenhauer y Goethe. Y por supuesto, la afirmación tan certera y conocida de Orwell, en un pasaje de su famosa novela 1984: “Quin controla el pasado controla el futuro, quien controla el presente controla el pasado”. Y, agrega el autor del artículo: “Los déspotas, dueños del presente, son muy dados a convertir la historia en palimpsesto, en un texto que se reescribe en la medida que se requiere de antecedentes que apoyen las políticas de turno”.  

La semblanza de Gerardo Molina se inscribe en el homenaje y reconocimiento que la Universidad Nacional rinde a uno de sus más insignes profesores, quien, como rector, llevó a cabo uno de los períodos más renovadores e importantes de su historia. En ese contexto la Universidad ha creado la Cátedra Gerardo Molina, y esta Revista le ha dedicado varios artículos en su número dos.

En la sección de documentos se han consignado algunos apartes del informe de la Comisión de la Verdad, dedicados a presentar las recomendaciones en torno al reconocimiento de la diversidad de los territorios y su consecuente desarrollo economico, cultural y social para la paz.

A su vez, en la sección de Reseñas, el profesor Gustavo Silva, editor del libro que comenta, hace una reseña de Peregrinación de Alpha, por las provincias del norte de la Nueva Granada, de Manuel Ancizar, primer rector de la Universidad. La ediciíon reseñanda fue publicada en 2019 por la Universidad Nacional de Colombia e integra por fin –como manifiestamente lo había planeado Ancízar–, los relatos entretenidos de la vida y la cultura encontrada en las expediciones de la primera fase de la Comisión con las laminas (imágenes de costumbres), diaeñadas por el artista venezolano Carmelo Fernández, para ilustrar con detalle el trabajo ambicioso de la Comisión Corográfica. 

 

Referencias

Sánchez Cabra, Efraín. “La carta geográfica de los Estados Unidos de Colombia por Agustín Codazzi”. En Entre Líneas. Una Historia de Colombia en mapas. Universidad de los Andes. Editorial Planeta, Bogotá. 2023. Pág. 264.

Pombo, Manuel. Relatos de viaje. Popayán. Editorial Universidad del Cauca. 2022. Pág. 128.

AUTOR

Álvaro Tirado Mejía

Profesor titular y emérito de la Universidad Nacional de Colombia, en cuya sede de Medellín fue el primer decano de la Facultad de Ciencias Humanas y vicerrector. Abogado de la Universidad de Antioquia y doctor en Historia de la Universidad París i Panthéon-Sorbonne. Ha ejercido como diplomático, siendo Embajador de Colombia ante la Organización de Estados Americanos (OEA), embajador de Colombia en Suiza y presidente de la Comisión Interaméricana de Derecho Humanos. 

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